Watch de River Flow. De nada

Hace mucho que no tengo nada que decir, o para ser más exactos quiero decir mucho, pero no se cómo o lo olvido y pienso más en la forma en que ha de escribirse que en mi emoción, y es que ahora tengo 23 años y no 18 como cuando empecé ese blog, en un momento entonces tan apreciado por mi y hoy incluso despreciado, pues ya no es un diario como pretendía sino una red social de las que tengo de todo tipo. 

Ya no tengo la ilusión por ver mi vida adulta, pues ya estoy en ella. No espero grandes cosas del amor, pues creo que amé demasiado y ya nada me sorprende en cuanto a las cosas que puedo llegar a sentir. No tengo tiempo de la nostalgia pues la edad me apremia por hacerme de una vida propia. No puedo llorar porque en mi situación es una pérdida de tiempo. No siento la misma emoción por la música que me llevó a soñar en un mundo mejor. Hoy sin embargo me fue inevitable regresar a la desfachatez de creerme eternamente joven y me senté a soñar; por eso me atrevo a escribir esto para que quizá nadie lo lea, pero con la intención de dejar fluir la opresión que desde hace unos meses me agobia, y es que, como las cartas embotelladas de los náufragos, no es la comunicación lo que busco sino la posibilidad de alejarme de mi soledad.

No es propósito de esta entrada hablar de mis problemas, simplemente, y con toda la intención de retomar el concepto de blog-diario-confesionario, ocupar un poquito de mi tiempo en compartir de nuevo aquello que llevo dentro de mi, cosa que por cierto no suelo hacer en las redes sociales.
No tengo ideas para nuevas entradas, así que en la medida de los posible únicamente compartiré aquellas que por alguna razón no concluí, que son ya más de catorce. No obstante no todas serán publicadas, sino aquellas que considere menos malas. 

Que empiece una nueva etapa (espero, no prometo), la cual ojalá que pueda verse reflejada incuso en un cambio de diseño y hasta de nombre del espacio.






Comentarios

Entradas populares