Cartas para Alejandra: La Trama Y El Desenlace




¿Ya viste? aún hay tacos en la calle, y un oxxo, y muchos oxxos y dos licorerías, y la ciudad es más grande, y el tiempo más corto. Apenas son las tres de la mañana.
Llévame a casa, la mía no existe desde que la dejé por ti, vamos a ver gente y luces; traigo unos calcetines de puerquito navideño que te compré en el tianguis, por si tienes frío. 
Luego contarás, que una noche, cuando la edad te lo permitía, tomaste un camino secreto y confiaste en alguien que quería cuidarte y no te defraudó, y que fuiste tu propia canción, una de esas que hablan de no tener fronteras y sentir en silencio, de un día atreverse a romper en otro propio universo.
Vamos a cenar y luego te llevo a casa... no, mejor vayamos a la terminal y retomemos el viaje a Querétaro, regresamos mañana, hoy quiero brindar contigo.

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Te marco al llegar al lugar que el Uber señaló como el indicado, te asomas por la ventana para pedirme que te espere; salgo del carro dudando si es pertinente. Abres la puerta y sales con tu perro, te despides de tu hermana y me rodeas con un solo brazo, en tu voz sonó una sonrisa, en mi pecho un grito alimentaba en forma de eco la presión de mi sangre. Quise preguntarte sobre tu novio, al fin el vive cerca,  preferí dejarlo pasar para que el momento fluyera. Así lo prefieres, ¿verdad?

Dos paseantes distraídos
Han conseguido que el reloj de arena de la pena pare
Que se despedace
Y asi seguir el rumbo que el viento trace

Nuestras manos en el pecho de Coffee, es cierto sus latidos son débiles, pero siento una vida en su corazón, tu mano sobre la mía para guiarme sobre uno de tus seres amados, me lo confías mientras me platicas por qué me pediste que viniera por ti. No entendí la gravedad del malentendido, mucho menos porque apuntas que la hermana con la que discutiste llegaría hasta mañana y para la otra seguías siendo su bebé, te escucho pero me pierdo en los detalles y dudo de la fuerza de tu argumento para llamarme a las tres de la mañana.
Rápido acabas con tu relato y me hablas de tu tarde y de tus planes a mediano plazo, como si al rato no fuera a amanecer, esa proyección tuya me acaricia las mejillas. Cada palabra la pronuncias como si fueras una niña contando de los juegos del recreo, parece que tienes más curiosidad que yo en tu propia historia, por esa suavidad siento un agradecimiento que no me interesa pero me arrulla dulcemente.

-Pediré mi titulación a las siete de la mañana para que te levantes temprano... la voy a pedir a las siete vas a ver
- ¡ah no que!, no me voy a levantar, no voy a ir (el taxista me mira por el retrovisor y sonríe, sabe que miento, que iría si tu quisieras. Baja la velocidad del carro, sabe cuanto me gusta estar contigo)

Tu brazo está bajo el mío, ahora Coffee está a tu izquierda, ya no te acompaño, ya vamos juntos y si chocamos, nuestros cadáveres no quedarían demasiado lejos, ¿cómo sería el encabezado de "El gráfico"?

Y sin planearlo tú acaso
Como quién sin quererlo va y lo hace
Te vi cambiar tu paso
Hasta ponerlo en fase
En la misma fase que mi propio paso

Miro el paisaje mientras el carro va por la misma ciudad de siempre, el mismo camino y la misma relación entre tu y yo, de tensión lejana, sabes  que no  puedo herirte y que no me puedes querer. Recorro las tiendas, los negocios cerrados, las casas, los hoteles, las estaciones del mexibus como esparciendo semillas, para florear la avenida con tu recuerdo; se que no volverá a ocurrir así que observo cada detalle antes que a ti. A ti me basta con tenerte cerca, a la ciudad no la tendré de nuevo vestida de oro.

- Eres el amigo más lindo que tengo
- No que, no soy tu amigo. Me caes mal (lo digo con cierto resquebrajamiento de la emoción, el conductor vuelve a mirarme por el espejo; es la mirada de un hermano mayor que no sabe como proteger al Benjamín)
- ¿Cómo puedes hacer cosas tan lindas y no querer ser mi amigo?
- No tenía otra cosa que hacer, además no tenía sueño

¿Amigos dijiste?, no nunca, no quiero una amiga para sacrificar mi sueño, te quiero para hacer del ruido un espacio más grande que el silencio; con los amigos uno tiene un lecho para soportar las emociones. Te quiero para arriesgarme a que me hagas daño, para que seas el punto que media entre la más súbita alegría y el dolor más grande, ¿no es ese el intervalo de la vida?. Sí, me gustas para salir en la madrugada, cuando uno no sabe si es noche o día, para que no seas la comodidad de mi vida, que seas el mundo paralelo que quiero explorar; que seas el paisaje que se mira desde el vértigo de una cumbre de difícil acceso, en donde acamparía un siglo. Es que te quiero porque somos tan extraños uno del otro, porque me falta lo que eres, serás por ser una cumbre a conquistar mi enemiga.
Ni tus palabras logran dañarme, estoy contigo, mucho mejor que estar dormido.

A paso lento, como bostezando
Como quién besa el barrio al irlo pisando
Como quién sabe que cuenta con la tarde entera
Sin nada más que hacer que acariciar aceras

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- ¿Cómo puedes ser tan lindo y no querer ser mi amigo? -reiteras-, o ¿para que viniste?, ¿para amenazarme y que viera que eres peligroso y por eso andas de madrugada por las calles? ¿O porque secretamente tienes corazón de pollo y te importa lo que me ocurra?. Coffee y yo te lo agradecemos.

Por primera vez veo tu cara y noto que no lo había hecho en todo el rato, tu me veías directo como si ya hubieras encontrado el perfil en el que peor oculto mis emociones, ¿es que ya llevabas rato mirándome?. El caso es que te encontré en un angulo y te supe espectro porque al verte sólo hallaba ansia, el vacío de un aroma que permeaba en todos los rincones del auto, excepto en ese de donde provenía tu voz, y fui un perro, otro perro que no era tuyo, a la caza de una presa y que viraba a ti sólo para comprobar la esencia que a partir de ahora habría de perseguir en todas las esquinas y muros en los días sucesivos.
Aún sigues con Tu Novio.

Y sin planearlo tú acaso
Como quién sin quererlo va y lo hace
Te vi cambiar tu paso
Hasta ponerlo en fase
En la misma fase que mi propio paso
Ir y venir, seguir y guiar, dar y tener
Entrar y salir de fase

Tu, la que sentía frío, no me era suficiente como hallazgo, me urgías a seguirte buscando aún si tu respiración se abrazaba con la mía. Sí, eras tu el foco, pero el instinto me obligaba a que mis huesos se acomodaran en otra dirección para encontrar eso que en ti que me era necesario y que nunca podría robarte; ¿no consiste acaso en eso la alquimia?, ¿en hallar el elemento esencial del oro en las rocas más vulgares?. Pienso en cuantas veces la historia se habrá formado a partir de las imposibilidades emocionales.

Fue un salto ínfimo
Disimulado
Un mínimo cambio de ritmo apenas
Un paso cambiado
Y dos cuerdas que resuenan con un mismo número en distintos lados
O el paso exacto de dos soldados
Como dos focos intermitentes
Súbitamente así, sincronizados

No nos veíamos desde el día de nuestro viaje. Con esta noche acabaste con la pesadumbre de no saber si algún día sería algo para ti, logré que una madrugada tuya fuera mía, que un chispazo de tu juventud lo vivieras conmigo; terminaste con la angustia de no saber si te vería antes de acabar el año. Una vez me dijiste que una plática era poco para conocerme, cómo si quisieras profundizar en mi. En Guanajuato mencionaste que no te enamorabas de nadie que no hubiese sido antes un ávido platicador o juglar, porque te gusta viajar y que ante la imposibilidad de conocer el mundo entero siempre requerías de alguien que tuviera las piezas que te faltaran. Una persona sin embargo normal, sin pretensión, de naturaleza intrépida, que se revelara sin fanfarrias, porque te gustaban las personas sencillas.
Todas esas charlas de horas, durante el viaje y las madrugadas de facebook se resumieron en el momento, algo había logrado para el mundo conquistando ese asiento a tu lado. Sabía que por la mañana llovería, en tanto celebraba internamente contar con un álbum de la memoria para repasar una nostalgia que, por contar con tus ojos sonrientes, por primera vez no traerían dolor a los cristales mojados del costado de mi cama.

Dos paseantes distraídos
Han conseguido que el reloj de arena de la pena pare
Que se despedace
Y asi seguir el rumbo que el viento trace

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Le digo al conductor que a partir del puente tu le dirás a donde dirigirse, me siento bien de poner una parte del mundo a tus pies. Antes de salir preparé mis cosas, me dije que quizá no llegaba, y si bien no creí que tu deseo fuera pasar la noche en mis brazos me hubiera gustado no volver hasta la mañana siguiente a mi exhogar. Mientras avanzábamos se desvaneció la idea de que quisieras ir conmigo a otro lado, no solo porque cargabas a tu cachorro sino por tu naturalidad casi ingenua, como si el momento no se prestara para pensar en horas más intimas. Dejó de importarme, proyecté el triunfo en un plano más espiritual, donde no era tu piel la meta sino la confianza que me demostrabas. Gracias por dejarme ser tu protector.


Mi mano en tu cintura copiando a tu mano en la cintura mía[...]
Ir por ahí como en un film de Éric Rohmer
Sin esperar que algo pase

Los cinco minutos restantes, antes del arribo a tu casa, me regalaron las pocas risas que con mi sentido del humor pude obtener de ti, no te fueron caóticos mis comentarios ni el silencio fue ausencia. Me sonreíste un par de veces cuando entramos a tu calle. Volví a la normalidad, cual ritmo de efecto döppler, y las luces del carro se encendieron al abrir la puerta, como recordándome que instantáneamente el pasado ya era más luminoso. Te bajaste del carro, me agradeciste por ser tan lindo.

- Ojalá un día vayamos por unas chelas con las chicas
- (Reprimo el ceño fruncido) si, luego vamos
- Esperas a que abra la puerta va?
- si
- Oye, quiero verte pronto
- Claro, ya luego lo platicamos

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Regreso a casa enchido de orgullo, dolido por el poco tiempo, furioso porque lo último que dijiste acerca de estar de nuevo conmigo incluía a otras personas. La esperanza es un delfín en las manos del agua, justo cuando se está afuera de la cotidianidad caemos de vuelta, como si visualizar nuevas realidades fuera apenas una cortesía de las cadenas de la naturaleza. Pasé de ser un héroe a convertirme en el guardián de la reja.
Paradójicamente mi mundo hubiera entonces funcionado mejor si realmente hubieras estado en peligro, si algo de mi sangre se combinaba con la tuya en el abrazo de la huída, para que me vieras de frente, no a mi estatura sino a esa en la que te ponía, sobre el pedestal. Fue un problema de la trama, no hay héroe sin peligro ni santos sin sangre. Pero ahí estaba, nunca te vi más de mi tamaño, y pensé que lo romántico de la lluvia radicaba en la supervivencia de los amantes, en salir victoriosos del lodo, en compartir su fuerza para ser uno; sin embargo ahí estábamos peinados, secos, y mi ropa relucía y no me sentí digno, ¿por eso no admiraste mi odisea?, me falto sangre y te faltaron lágrimas. No se si es amor, vanidad o sadismo el añorar cicatrices tuyas y mías de esa noche. ¿Están sedientos de sangre los superhéroes?

Me gusta la historia, no cambiaría ir por ti para dejarte en tu casa y volver a la mía, sólo reescribiría el guión para no pensarme como defensor, quizá sólo como un fantasma, un perdedor o en el colmo del delirio Charlot, el personaje clásico de Chaplin.
La derrota estuvo en la ilusión

Te vi cambiar tu paso
Hasta ponerlo en fase
En la misma fase que mi propio paso
Amar la trama más que al desenlace

*Esta es una carta a mí abierta para ti, es un recuento de la tormenta que pasaba por mi cabeza en ese día inusual y satisfactorio. Esto con el motivo de que sepas que fuera del alcance de tus ojos hay mundos en los que eres protagonista.



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