Distancias en la Alegría 2. El Alegre mes de Junio

Siempre he pensado que Junio es un gran mes, a pesar de que se encuentra entre la primavera y el verano, dos estaciones que, comúnmente (al menos para mi), están llenas de luz y cansancio. Ahora que lo pienso Junio es el mejor mes de entre todos los que no pertenecen al Otoño, quizá porque es el que más alegrías me ha traído, alegrías que curiosamente siempre tienen que ver con el amor y sus diferentes situaciones.

Extraña y fascinantemente es en Junio cuando me he enamorado de la forma más pueril, de la forma más intensa y trascendente. Aunado a esto, debo decir que en él siempre encuentro experiencias que me acercan a la siguiente etapa de mi vida, aunque casi nunca lo sepa sino hasta que estoy en ella. Junio es el mes de las despedidas, de los cambios y las evoluciones, quizá por eso es la época en la que acaban las clases, cuando los niños se despiden de sus amigos.

Junio es la clara muestra de que Dios inventó al mundo a manera de obra de arte, lleno de simbolos. Por ejemplo, si en una despedida, de las que antes hablábamos, no hay sino tristeza, entonces es natural que haya lágrimas, es por eso que en Junio comienzan las lluvias, todo para acompañar a las congojas de corazón. Dios comienza a inspirarse y levanta a las primeras musas para que hermoseen el paisaje de las ilusiones, ese paisaje tan vasto que deseamos pintar, pero del cual nunca preveemos los peligros, pues nunca lo conocemos.

Los años mueren y Junio también, uno más que vivo y por tanto uno menos de los que me tenía reservado el futuro. Mi tiempo en el mundo agoniza a cada ciclo, así la paradoja del cosmos, a más experiencia menos vida.

Los ritos de Junio siempre son unos, y siempre son como sueños, sé que ahí están, pero no sé como es que pueden llegar, no sé cómo es que habrán de cumplirse y no sé si vale la espera, pero son trepidantes como torbellinos, porque a pesar de su fugacidad siempre dejan estragos.

Junio, ya no te equivoques y vuelve al Otoño que sabes es tu hogar, pero trae más recuerdos para la nostalgía, eso sí, siempre revestidos de lluvia.