Hojas sobre la Luna 13. Saturdays=Youth




Un álbum que suena exactamente al mismo colorido de su portada, suena melancólico y luminoso a la vez, suena a querer reivindicar los ochentas, suena al espíritu inquebrantable de los sábados. M83 es un banda juvenil, ni más ni menos, es un proyecto que cuenta con un sonido lo suficientemente melancólico como para ya extrañarse, como el verso de Manrique acerca de los tiempos mejores, ninguno como la alocada y sufrida adolescencia, en la que se baila en éxtasis con miradas que son galardones a la felicidad. Es eso la juventud, el tiempo para hacer cada día un clásico, esos que luego niegan la posibilidad de que puedan producirse nuevos días insuperables. No obstante cabe recalcar que la juventud se disfruta más por parecer todo un accidente, es decir que las cosas pasan ya no digamos rápido sino que las empezamos a vivir justo cuando han terminado, aspecto que nos lleva asimismo a la madurez, pues en el momento en el que intentamos disfrutar las cosas las pensamos tanto que el tiempo enfría el instante en favor de la conciencia y el razonamiento, todo se ha perdido entonces.

   Desde hace cuatro años, cuando estaba por salir del CCH y los amigos comenzaban a sentir las despedidas decidi entonces que el Sábado sería mi día, el día en el que las fiestas y las salidas eran canónicas, pues en Domingo no quedaba más que descansar en casa, es decir ninguna presión escolar. Aunque nunca tuve muchos amigos y durante mi estancia en el bachillerato no conocí en realidad lo que era una fiesta, si sentía la libertad que se respiraba cada fin de semana. No es pues el motivo que me lleva a escribir sobre este álbum el que represente a mi juventud, sino que en mi caso describe a mi postadolescencia, el momento que vivo ahora, en el que me doy cuenta que los años por venir más que esperarme con sorpresas casi oníricas, me aguardan con gravedad como si mereciera un castigo por la parranda de la que apenas me recupero, una a la que por cierto no asistí; es este el instante en el que, y a pesar de ser aún joven, percibo que prácticamente eché a perder mis años de colores confusos, ebrios y borrosos como los segundos que anteceden al profundo dormir, eso siempre tan necesario para descubrir el mundo a la velocidad que la joven experiencia exige. Mi infancia humana cada vez se hunde más en la sepultura del polvo, por faltarme aire para revivirlo.

   Uno de los puntos favorables para este trabajo son las canciones de amor, (esas historias nunca tan bien retratadas a fuerza de mancillar las evocaciones sentimentales con palabras y ya no tanto con emociones) aquí es posible hallar nuestro propio momento, esos que una vez terminados pareciera que sólo tienen a la voz, el canto del propio tiempo, como testimonio de la veracidad de aquella magia, cuyas imágenes parecen borrosas por irrepetibles e increíbles. De ahí la magia del amor juvenil, ese que por situarse entre los juegos de la infancia y la urgencia por el futuro del mundo adulto tiene la capacidad de trocar al propio tiempo a tal punto de que se ama también con cierta nostalgia hacia el porvenir, es tal la naturaleza de las promesas que de tan profundas poseen la capacidad de rompernos el corazón, tanto que desconfiamos de  la vida y es entonces que nos transformamos en adultos. No hay nostalgia por el pasado inmediato, sino por el mañana que amenaza con la punta de su látigo, por ese hoy que se vive rápido y con la angustia de que acaba, con lo crudo de saber que nuestros huesos luego atan el alma.

   M83 logró con este álbum demostrar que su carrera era más seria de lo que algunos creían, con ese estilo en apariencia tan retro, el cual se hace más fuerte en este material aunque simultáneamente parece que es de reciente cuño. Anthony González hizo con Saturdays=Youth un soberbio muestrario de música electrónica, shoegazing y ambient, aunándose a voces suaves que danzan en la pista del sol vespertino, de las nuevas promesas, la misma pista que sabe que la fiesta termina muy pronto, pues en algún momento la energía se acaba y hay que dar paso a los nuevos soñadores. Es eso el concepto de M83, la felicidad por el mundo, la angustia por lo efímero del mismo, sin embargo no se crea de ningún modo que estamos ante un trabajo bipolar, es más bien un disco juvenil, que tropieza y se contradice para tomar de la vida lo que da libertad, sin importar como, lo importante es vivir. Música para observar la inmensa galaxia que es la vida, la cual se acaba antes de que logremos conocerla por completo. Vals para bailarse en la pista interminable que es el tiempo, para burlar de los años los horrores; canciones para el futuro que empieza a doler.




No hay que llorar pues el tiempo pasado, que el sabio universo nos hará siempre jóvenes e ingenuos con nuevos mundos. Siempre tan inseguros y frágiles que regresamos al seno de la madre, al corazón que es cenizas y fruto de las primaveras. 





Nota: A partir de este, mis comentarios sobre álbumes tendrán que ver con mi experiencia personal con ellos y no tanto con la estructura del mismo en si, pues creo que la música sólo habla cuando se dirige al interior de nosotros, no cuando podemos pensarla como un conjunto de notas y silencios, etc. Así que con esto pretendo invitar a mi posible lector a que viva la música y no que sólo la escuche.

Comentarios

  1. Ni idea de ese grupo , no se si me gustaría escucharlo, pero tu artículo es sencillamente maravilloso y conmovedor, felicitaciones,

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